Malvinas / Historia
Las relaciones anglo-argentinas después del conflicto de Malvinas. Julio de 1982 a julio de 1989.
A partir del 2 de abril de 1982, la 
Argentina inició un período inédito en su historia. El gobierno 
argentino, por causas que aún se discuten, decidió recurrir a la 
fuerza para resolver la disputa (1). Por lo tanto, tropas argentinas 
desembarcaron en las islas y luego de reducir al pequeño 
destacamento de Royal Marines hizaron la bandera argentina en las 
islas Malvinas por primera vez desde 1833. Y así, sin haberlo 
previsto, el país se hallaba en guerra con la tercera potencia 
militar del mundo (2). Durante 74 días, los argentinos 
experimentaron por primera vez en este siglo una situación de 
conflicto bélico. 
    La llamada "crisis por las Malvinas" se desarrolló tanto a 
nivel diplomático y como a nivel militar. Las Naciones Unidas fueron 
el ámbito donde se libraron extenuantes batallas diplomáticas. Allí, 
Gran Bretaña logró su primera victoria al lograr casi de inmediato 
la aprobación de la resolución 502 del Consejo de Seguridad que 
había sido confeccionada por ella. Esta demandaba a la Argentina el 
retiro inmediato de las fuerzas de ocupación y solicitaba a ambos 
gobiernos que buscaran una solución diplomática a sus diferencias y 
respetaran en su totalidad los objetivos y principios plasmados en 
la Carta de las Naciones Unidas. Al mismo tiempo, Gran Bretaña 
alistó las tropas y organizó una importante fuerza naval, la más 
grande desde la Segunda Guerra Mundial. Por su parte, la Junta 
Militar reforzó la guarnición de las islas. Mientras la fuerza naval 
británica navegaba desde las islas Británicas y hasta el desembarco 
de sus tropas en las islas se produjeron sucesivos intentos de 
mediación, primero por los Estados Unidos, luego por el presidente 
del Perú, Belaúnde Terry y por último por el Secretario General de 
la ONU, Javier Pérez de Cuellar. Las tres fracasaron. Pero al 
abandonar la mediación, los Estados Unidos pasó a apoyar 
abiertamente al Reino Unido abasteciéndolo, proveyéndolo de 
inteligencia y facilitándole el uso de sus instalaciones militares, 
especialmente las de la isla Ascensión. El conflicto armado culminó 
cuando las tropas británicas recuperaron Puerto Argentino el 14 de 
junio de 1982 y se produjo un alto el fuego. Cuando la crisis quedó 
atrás y los cañones se silenciaron, la guerra pareció continuarse en 
el plano de la diplomacia. Existe consenso acerca de que el 
conflicto armado que finalizó con el alto el fuego en Puerto 
Argentino no había resuelto la disputa por la soberanía que 
efectivamente había sido el origen del conflicto entre ambos países 
(3). 
    A la Argentina no le quedó otro remedio que recurir 
nuevamente a la diplomacia para intentar reparar el predicamento en 
que se encontraba al terminar el conflicto. Pero las repercusiones 
de éste tuvieron al menos tres consecuencias bien claras. En primer 
lugar, en la Argentina, el fin del conflicto aceleró el proceso de 
transición a la democracia y ayudó a la instauración de un gobierno 
constitucional en un plazo corto. Otro efecto no buscado por los 
argentinos fue para los isleños. El conflicto transformó por 
completo la vida de los malvinenses. Su status se elevó por razones 
económicas y por la obtención de reconocimiento internacional para 
ellos y su causa (4). Por último, en Londres no quedaron dudas de 
que las islas eran "británicas" y para disgusto de los argentinos, 
el gobierno de Londres decidió finalmente solventar la defensa de 
las islas e invertir para promover su desarrollo económico y social 
(5). Además, debido a la mejora en la economía británica y al acto 
temerario de los argentinos, el gobierno conservador pudo invertir 
0.34% del gasto público y 3% del gasto de la defensa en las Malvinas 
entre 1982 y 1987 (6). Además la relación entre ambos países se 
retrotajo después de la guerra a la situación de "no negociación en 
absoluto" imperante entre 1833 y 1966. Bajo estas nuevas 
condiciones, la política exterior Argentina pareció a algunos 
abocarse casi exclusivamente a la recuperación de las Malvinas (7).
 
    Durante todo ese tiempo, la Argentina continuó insistiendo 
sobre sus derechos sobre las Malvinas, en tanto que el gobierno 
británico pareció querer enviar un mensaje distinto al que se había 
dado en el período 1965-1982: ahora, no contemplaba en absoluto la 
posibilidad de negociaciones por la soberanía del archipiélago. Al 
término del conflicto, Gran Bretaña se mostró claramente interesada 
en la normalización de las relaciones bilaterales pero no en 
conversaciones sobre las islas (8). Un observador resumió la 
situación de la siguiente manera: mientras que el Reino Unido 
buscaba un tratado de paz luego de haber ganado la guerra, la 
Argentina buscaba, en cambio, reabrir la disputa después de haber 
perdido una batalla (9). Las posturas de ambos gobiernos 
permanecieron más o menos estables a lo largo del período y por lo 
tanto, las negociaciones no mostraron ningún progreso visible. En un 
período inicial prácticamente no hubo intercambios entre ambos 
gobiernos, excepto por los contactos y visitas no oficiales entre 
representantes políticos de ambos gobiernos (10). 
    Más tarde, hacia el final de la década de los 80 y luego de 
numerosas marchas y contramarchas, los gobiernos de la Argentina y 
de Gran Bretaña llegaron a un entendimiento sobre el modo de 
restablecer las relaciones diplomáticas normales interrumpidas a 
partir del 2 de abril de 1982. Este acuerdo pudo realizarse porque 
ambos gobiernos acordaron reiniciar las relaciones diplomáticas sin 
discutir soberanía. Este tema fue puesto bajo un "paraguas" que 
reconocía la existencia del litigio y los reclamos de soberanía de 
ambas partes en tanto se dejaban para más tarde negociaciones 
concretas al respecto. Sin embargo, si bien el gobierno del 
presidente Alfonsín había avanzado hacia un acuerdo con Gran 
Bretaña, la percepción general era que las negociaciones se habían 
estancado (11). Le correspondió al gobierno del presidente Menem, 
inaugurado el 9 de julio de 1989, poner en práctica este mecanismo 
con la firma de los Acuerdos de Madrid de febrero de 1990. 
    A continuación se desarrolla, en primer lugar, una cronología 
que abarca los hechos más importantes en la relación entre los 
países. En segundo lugar se explican algunas de las cuestiones 
alrededor de las cuales discutieron ambos países. Por último, se 
presentan las conclusiones que resumen el desarrollo de la relación 
entre la Argentina y Gran Bretaña y se presentan, también, algunas 
reflexiones sobre la conducción de la diplomacia y el futuro de la 
disputa.  
- 
Sobre las causas del 
conflicto la bibliografía es numerosa. Una de las explicaciones 
más aceptada atribuye el conflicto fundamentalmente a problemas 
de percepción y comunicación (Freedman y Gamba-Stonehouse, 
1991). El argumento es el siguiente: si los argentinos hubieran 
sabido que los británicos estaban dispuesto a pelear por 
recuperar el territorio, y si, previamente, los británicos 
hubieran transmitido las señales correctas y no hubieran 
subestimado las intenciones beligerantes de los argentinos, 
entonces el conflicto no se hubiera producido. Otra explicación 
que cuenta con un consenso apreciable es la que sostiene que el 
gobierno argentino dispuso la ocupación de las islas como una 
"operación de salvataje" para el tambaleante régimen militar del 
Proceso de Reorganización Nacional. Es decir que la guerra 
ocurrió por motivos de política doméstica argentina. Esta 
explicación, por ejemplo, es sostenida por Lebow (1985) y Levi y 
Vakili (1991). Sin embargo, estos trabajos sirven como hipótesis 
para explicar el evento, pero aún no se ha escrito la obra 
definitiva que ayude a resolver el debate acerca de las causas 
reales del conflicto.  
 
- 
El enfrentamiento 
entre la Argentina y Gran Bretaña por las Malvinas es un caso de 
"conflicto asimétrico" en donde los que inician la guerra es la 
parte más débil de la díada (Paul 1994). Una indicación de que 
los militares argentinos decidieron llevar a cabo la operación 
con la expectativa de que no deberían pelear por ellas es la 
carencia de un plan de contingencia para el caso en que Gran 
Bretaña decidiera recurrir a la fuerza para desalojar a los 
argentinos del territorio insular.(CAERCAS 1988; Middlebrook 
1989 y Piaggi 1986)  
 
- 
Beck (1988), 169. 
 
- 
Beck (1988), 169; 
Ellerby (1992), 101. 
 
- 
Beck (1988), 170. 
 
- 
Makin (1992), 226. 
 
- 
Kinney (1989), 259. 
 
- 
Es decir que Gran 
Bretaña buscó restablecer relaciones, en lo posible cordiales, 
con la Argentina al mismo tiempo que no discutía el tema de la 
soberanía (Gustafson 1988, 188). 
 
- 
Gustafson (1988), 
181. 
 
- Makin (1992), 228.
 
- 
Floria (1991), 100. 
 
 
 
Esta información procede de
"Historia General de las Relaciones Exteriores de la Argentina" se 
han vinculado solo los temas relacionados con Malvinas. Esta obra esta compuesta 
de 14 tomos publicada por Iberoamérica y los Directores son Andrés Cisneros y 
Carlos Escudé. 
El presente material podrá ser utilizado con fines estrictamente académicos 
citando en forma explícita la obra y sus autores. Cualquier otro uso deberá 
contar con la autorización por escrito de los autores. 
 
 
 
 
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Historia de las Islas Malvinas
 
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