Capítulo XV - Conclusiones finales
Conclusiones finales
879. Los efectos resultantes del bloqueo total de las Islas por parte de Gran
Bretaña, caracterizaron la situación y el desempeño de las fuerzas terrestres
propias destacadas en las mismas. Ellos afectaron decisivamente las
posibilidades de su adecuado refuerzo, del mantenimiento de su capacidad de
desplazamiento y de acción táctica de combate frente al enemigo y, finalmente,
limitaron en forma casi total, el transporte de abastecimientos desde el
continente hacia las Islas -pese al arduo esfuerzo que significó el
mantenimiento del puente aéreo-, imponiendo serias restricciones logísticas que
afectaron el poder de combate.
880. Es obvio, que haber pretendido -por ejemplo- convertir a la Isla
Soledad en una fortaleza, defendiéndola en toda la longitud de su perímetro de
1600 Km, habría reclamado una densidad inaceptable de efectivos, más aún por la
proximidad de la aviación británica, embarcada y por la abundancia de sus
helicópteros de transporte y combate. Todo ello se concretó en una gran libertad
de acción para ejercer la iniciativa y actuar ofensivamente dónde, cuándo y cómo
más les favorecía. Así, operaron primero sobre San Carlos, luego sobre,
Darwin-Pradera del Ganso y, finalmente, sobre Puerto Argentino.
881. La suerte una vez más estuvo del lado de los Batallones más fuertes.
En esa forma, el desenlace de la natural consecuencia de la relación del poder
de combate integralmente considerado, lo que también incluye, como es justo
expresarlo, la capacidad de los mandos tácticos británicos y el valor y
adiestramiento de sus tropas.
882. Existen numerosos actos de valor extraordinario producidos en todas las
FF.AA. y FF.SS. en el teatro de la guerra por quienes, sirviendo a su deber,
acreditaron la vigencia de nuestras mejores tradiciones castrenses.
883. Debemos estar orgullosos por la hidalguía con que procedieron las armas de
la Patria, las que, en momento alguno, infringieron las normas de la guerra
incurriendo en acciones reñidas con la ética de las tropas en lucha, tales como
atacar a los combatientes, a las naves y aeronaves afectadas a tareas de
salvamento.
884. Más allá del resultado del conflicto bélico, nuestras FF.AA. pueden estar
satisfechas de su actuación durante la contienda, ya que se enfrentaron a una
potencia mundial de primera magnitud, apoyada política y logísticamente por los
EE.UU.
885. Si en las condiciones mencionadas nuestras FF.AA. supieron infligir daños
fuera de toda proporción a la Fuerza de Tareas Conjunta del Reino Unido, a tal
punto que éste se vio obligado a desplegar la mayor parte de sus Fuerzas
anfibias, podemos afirmar que han cumplido airosamente con su deber.
886. Las responsabilidades de la conducción superior en los niveles de la
política y de la estrategia están ahora establecidos. También ya lo fueron los
méritos en campaña y las responsabilidades que pudieron caberle a los mandos
tácticos y a los combatientes, en el cumplimiento de sus misiones de combate,
logísticas o administrativas.
887. Las circunstancias propias del epílogo de los acontecimientos militares en
las Islas, limitaron la posibilidad de una más rápida obtención, reunión,
clasificación y análisis de la documentación sobre las distintas acciones.
888. Sólo la perspectiva del tiempo otorgará justa proporción y adecuada
distancia a los sucesos y a las conductas. Y ya que, desde ahora, están
aseguradas la objetividad y la certeza, tampoco la responsabilidad quedará
librada al acaso, rodando imprecisamente, de mano en mano.
889. Desde nuestro aquí y nuestro ahora, esta paz, tan grave y tan costosa, debe
ser, necesariamente, noble determinación y también valerosa actitud de orden y
de rectos propósitos.
890. Al Reino Unido, vencedor de la contienda, le queda hoy el análisis
desapasionado de su conducta durante el conflicto que, más allá de toda
consideración sentimental, no se compadece, por sus alternativas, con su
ubicación de potencial relevante en nuestro mundo occidental y cristiano.
De este análisis surgirá, y no exclusivamente del hecho intrínsecamente cruel
por innecesario, cual fue el hundimiento del Crucero A.R.A. General Belgrano.
Su responsabilidad por este acontecimiento, además de otros de menor cuantía, es
insoslayable.