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Malvinas / HistoriaLa disputa de las Islas Malvinas (1833-1945)
Desde hacía algún tiempo, una de las dimensiones más
importantes de la diplomacia relacionada con el litigio de Malvinas corría por
el tema de las controversias generadas por los sellos postales. Este es un
indicador de la relativamente baja relevancia que se le asignaba al tema tanto
en la Argentina como en Gran Bretaña. Para la primera, especialmente, su
relación con la segunda era demasiado importante y provechosa como para permitir
que un litigio por islas que difícilmente podían contribuir al progreso
argentino condujera al deterioro de unas relaciones que, por el contrario, eran
vitales para el mismo. Este es también el motivo por el cual la historia de la
dimensión Malvinas de la política exterior argentina es necesariamente una
historia muy espaciada, con intervalos de años de inactividad. cumple a esta Cancillería manifestar que si bien es exacto que desde 1833 esas islas han estado bajo ocupación británica, no lo es menos que desde esa fecha y en diversas oportunidades el Gobierno Argentino ha protestado por dicha ocupación y por el acto originario que la determinó (2). Respecto de las Islas Orcadas del Sur, la Argentina confirmó
la declaración del 15 de diciembre de 1927 (ver apéndice), por la cual la
soberanía argentina tiene como fundamento la primera y continua ocupación de las
islas (3). Con respecto a las islas Falkland, siempre he considerado, desde que leí el memorándum de Bernhardt del Foreign Office de diciembre de 1910, que nuestro reclamo a las islas es en verdad muy débil. En realidad está basado sobre la fuerza y muy poco más. Esta opinión parece haber sido mantenida por sucesivos gobiernos británicos desde los días de Lord Palmerston, porque han realizado esfuerzos para evitar que la verdad sea proclamada. Me doy cuenta que las islas son de un valor estratégico vital para nosotros y que no podemos renunciar a ellas, sin importar lo justa o injusta que pueda ser nuestra posición. Todo lo que quiero es continuar la política de los gobiernos anteriores y permanecer en silencio. No creo que el gobierno argentino presente seriamente la cuestión a menos que los forcemos por resentirnos ante sus periódicas punzadas y sus periódicas reafirmaciones de su reclamo. (...) Mantenemos nuestro reclamo al mantener la ocupación, que es por lejos más fuerte que un número de notas que sólo pueden dar lugar a desagradables controversias y finalmente podrían llevar al gobierno argentino a la sugerencia de que se remita todo el asunto a la Corte Internacional de Justicia de La Haya (4). Lamentablemente (o quizá, comprensiblemente, por la
dependencia argentina respecto de Gran Bretaña) Robertson tenía razón al suponer
que la Argentina no iba a llevar su reclamo demasiado lejos. Durante estos años
la arena del debate diplomático se trasladó al inocuo campo de la emisión de
valores postales. A raíz de ello se produjo el intercambio de notas y protestas.
Para conmemorar el centenario de la ocupación de las Malvinas, en 1933 el Royal
Mail (correo británico) emitió unas estampillas conmemorativas de las islas. El
Correo Argentino reaccionó duramente y decidió, luego de consultar con los
Ministerios de Relaciones Exteriores y del Interior, declarar que "toda
correspondencia que llegase al país ostentando tales estampillas, sería
considerada como carente de franqueo, y su destinatario pagaría, en
consecuencia, la multa establecida por las disposiciones legales vigentes" (5).
El historiador norteamericano, Paul Goodwin, analizó el caso con detenimiento.
Al respecto, cuenta que un funcionario del Foreign Office informó que el asunto
de las estampillas había generado "un considerable e infortunado comentario en
Argentina, que considera el hecho como un acto provocativo y que no puede ser
ignorado" (6). Aparte de la convención no hay norma general de
derecho internacional que impida que un país emita estampillas de esta
naturaleza si considera que tiene un buen reclamo sobre el territorio
involucrado...Por supuesto que podemos discutir con el Gobierno
argentino por la emisión de las estampillas con el fundamento que no
tienen ningún reclamo válido a las Islas Falkland, pero como último
recurso el único medio con el que podríamos impedir que emitieran las
estampillas si eligen mantener su reclamo, sería ir a arbitraje y
obtener una decisión que su reclamo es malo ante la ley. Pero a decir
verdad no estamos particularmente ansiosos por ir a arbitraje. Nuestro
caso tiene ciertas flaquezas. Pero hemos estado en ocupación
efectiva (pese a que los argentinos alegan que ilegítima) por más de un
siglo; y por razones estratégicas nunca podríamos abandonar las Islas.
Entonces parece (mejor) no tomar la línea dura...Y creo que la política
correcta es que permanezcamos firmes en las Islas Falkland y rehusemos
discutir el asunto, más allá de intimar de tiempo en tiempo que no
admitimos reclamo argentino y lamentamos su continua insistencia en
esto... (14) En forma pública, la respuesta a lord Apsley en los Comunes fue dada por Anthony Eden: El gobierno de Su Majestad no puede admitir tal reclamo a las Islas, que son territorio británico...pero se ha instruido al Embajador de Su Majestad en Buenos Aires que llame una vez más la atención del Gobierno argentino al hecho de que nada provechoso se puede conseguir con acciones tales como la emisión de la estampilla en cuestión, que sólo puede ser perjudicial para las buenas relaciones entre los dos países (15). Como consecuencia del discurso parlamentario, la Dirección
General de Correos de la Argentina informó en una nota del 22 de abril de 1936
que no estaba en sus planes retirar de circulación las controvertidas
estampillas, pues, de hacerlo, podría generar la equivocada creencia de que el
país había abandonado sus reclamos por las Malvinas. Al año siguiente, las
estampillas fueron reeditadas (16). Dentro del gobierno británico las
discusiones sobre la incorporación de mapas de las islas en las estampillas
continuaron. Sin embargo, se impuso el criterio del Foreign Office de no agitar
el tema para no despertar la reacción argentina (17). No fue sino hasta 1977 que
Gran Bretaña volvió a emitir sellos postales con un mapa de las Islas Malvinas. 1) En una posesión de cien años, discutida o no; por ello, se había adquirido título por prescripción; 2) En que en 1811 (cuando los españoles las abandonaron) las Islas estaban deshabitadas; 3) En que las Islas eran res nullius cuando los británicos las ocuparon en 1833; si esto no fuera totalmente correcto, de todos modos la cuestión estaba cubierta por la prescripción del título argentino generada por los cien años de ocupación británica (18). En la misma nota Eden agregaba reflexiones sobre el hecho de
que, de cualquier modo, como la Argentina carecía de fuerza militar para hacer
valer sus presuntos derechos, si fracasaba la persuasión que con estos
argumentos se buscaba, bajo ninguna circunstancia debía aceptarse un arbitraje.
En última instancia, pues, la relación de fuerzas resultaba el factor
determinante en una política británica que se debatía en dudas acerca de la
legitimidad de sus derechos (19). Por cierto, seguramente el mejor símbolo de la
impotencia argentina fue la interminable discusión sobre la correspondencia y
los sellos postales: en la práctica no había mucho más que el gobierno argentino
pudiera hacer respecto de su reivindicación territorial. dentro de las aguas adyacentes al continente americano, en la extensión territorial de costas correspondientes a la República Argentina en la zona que delimita como libre de todo acto hostil no reconoce la existencia de colonias o posesiones de países europeos, y agrega que especialmente reserva y mantiene intactos los legítimos títulos y derechos de la República Argentina a islas como las Malvinas, como así a cualquiera otras tierras argentinas que resultaren ubicadas dentro o mas allá de la línea (20). Esta declaración tenía sentido adicional en el contexto de
los esfuerzos norteamericanos por concertar una política unánime de defensa
hemisférica, que desde la perspectiva argentina se podía intentar vincular a una
demanda de apoyo hemisférico a su reivindicación de Malvinas. Las declaraciones
sobre los derechos "inalienables" de la Argentina a las Islas Malvinas fueron
repetidas en el marco del sistema interamericano en la Segunda Reunión de
Consulta (La Habana, 21-30 de junio de 1940) convocada por el gobierno de los
Estados Unidos (21).
Esta información procede de
"Historia General de las Relaciones Exteriores de la Argentina" se
han vinculado solo los temas relacionados con Malvinas. Esta obra esta compuesta
de 14 tomos publicada por Iberoamérica y los Directores son Andrés Cisneros y
Carlos Escudé. |
Historia de las Islas MalvinasHistoria de las Islas Malvinas desde el descubrimiento hasta la ocupación inglesa de 1833. La disputa de las Islas Malvinas (1833-1945)Primera y segunda protestas argentinas Una impasse en las protestas argentinas Ambiciones expansionistas de Gran Bretaña Una cuestión de filatelia Apéndice: Traducir página |
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