Malvinas / Historia
Historia de las Islas
Malvinas desde el descubrimiento hasta la ocupación inglesa de 1833
Todo estudio sobre la disputa de las Islas Malvinas comienza
indefectiblemente con el tema del descubrimiento. En vista de la importancia que
el tema ha cobrado en ocasiones como sustento para sus reclamos, los países
reclamantes presentan como evidencia absoluta el descubrimiento del archipiélago
por tal o cual navegante de su país. Paradójicamente, los estudios y teorías
sobre los posibles descubridores concuerdan en que es casi imposible determinar
con exactitud quien fue su verdadero descubridor. Lo que si se sabe es que fueron avistadas por primera vez en
el siglo XVI. No obstante, el misterio es parte del descubrimiento de las islas,
donde navegantes de cuatro países han sido acreditados como los primeros que
avistaron las islas. Semejante controversia no sorprende en razón de lo
primitivos que eran los instrumentos de navegación y la incompleta cartografía
empleada por los navegantes del siglo XVI (1). A partir de la literatura existente es posible elaborar una
lista de las diversas expediciones que unos y otros consideran como
descubridoras: 1. Américo Vespucio (1501/1502); 2. La expedición de Magallanes
de 1520; 3. La nave Incógnita y Alonso de Camargo, 1540; 4. John Davis,
1592; 5. Richard Hawkins, 1594; 6. Sebald de Weert, 1600 (2). A continuación se
explicará cada uno de ellos:
1. En su carácter de primer navegante en visitar
el Atlántico Sur, Américo Vespucci ha sido señalado como el primer descubridor
de las islas en el viaje iniciado en Lisboa en mayo de 1501. En una carta a
Piero Soderini, el navegante relató que habiéndose alejado de la costa de lo que
hoy es Patagonia debido a un temporal y cercano a la latitud donde las islas se
encuentran (entre latitud 51°-53° Sur), en medio de la tormenta avistó "una
tierra nueva de la cual recorrimos unas 20 leguas encontrando la costa yerma,
sin puerto ni habitantes (3)". Groussac señala que la costa avistada era en
realidad los acantilados de la Patagonia (4). Pero sus determinaciones
geográficas son tan imprecisas y sus noticias tan vagas que hace imposible una
estimación exacta de su itinerario. Por tal motivo la idea que este
navegante fue el primer descubridor carece de sustento (5). 2. La
existencia de cierta cartografía posterior a su viaje ha llevado a algunos a
señalar a Magallanes como descubridor. Si bien es cierto que su expedición
de 1519-1520, "permitió el relevamiento cartográfico de toda la costa
patagónica", este navegante, "no estableció la geografía ni de Tierra del Fuego,
ni las Malvinas (6)". A ello se agrega la ausencia total de un testimonio del
descubrimiento, que no se halla consignado en ninguno de los diarios de
navegación ni en los relatos del viaje. Ello hace poco probable que el navegante
las haya siquiera avistado (7). 3. Tanto Goebel como Destefani señalan
como el más probable descubridor de las islas Malvinas a una nave que el primero
bautizó con el nombre de Incógnita, a falta de su verdadero nombre, que era parte de la armada
del Obispo de Pasencia y que estaba comandada por Francisco Camargo (8). La
expedición que tenía por objeto la colonización de la zona del Estrecho de
Magallanes, había zarpado de Sevilla en agosto de 1539. En enero de 1540 las
cuatro naves que componían la armada entraron en el estrecho. Pero allí
sufrieron un temporal, la nave capitana se hundió y la Incógnita se
separó del grupo. En los últimos días de enero, la nave llega a lo que se cree
son las Malvinas. Allí permanecen hasta diciembre, fecha en que reanuda el viaje
hacia España. Posteriormente la cartografía del estrecho que figura en el texto
Islario de Alonso de Santa Cruz, publicado poco después del retorno de la
Incógnita (1541) incorpora dos pequeñas islas situadas aproximadamente a
unas sesenta leguas al este y en línea paralela al Estrecho de Magallanes (9).
Esto apoyaría la adjudicación del descubrimiento a esta nave. 4. Los
británicos señalan rotundamente como el verdadero descubridor de las islas a
John Davis. Este marino al mando de la nave Desire, partió de Plymouth
el 26 de agosto de 1591 como parte de una expedición al mando del marino Thomas
Cavendish con destino al estrecho. Por razones poco claras la Desire se
separó de la expedición y empujada por una tormenta, el 14 de agosto de 1592
descubrió las islas Malvinas (10). Los críticos de este descubrimiento sostienen
que el relato se parece notablemente al Islario antes mencionado, que
no se acompaña ninguna descripción de las tierras avistadas, que los detalles
son muy imprecisos y, que el relato apareció después del regreso a Holanda del
navegante Sebald de Weert, quien fehacientemente avistó las islas (11). 5.
Pocos años después que Davis, en junio de 1593, zarpó el corsario inglés Richard
Hawkins en la nave Dainty. Su misión era atacar poblaciones y
establecimientos en el Pacífico. Según su relato posterior, el 2 de febrero de
1594, cuando la nave alcanzó aproximadamente los 48° S. de latitud, avistaron
una tierra que no figuraba en ninguna carta. En general se le aplican las mismas
críticas que a su predecesor, además del hecho que las Malvinas se hallan más al
sur de la latitud señalada por él (12). 6. Finalmente, le cupo a un
navegante holandés el primer avistaje comprobado y no objetado. Justo en el
inicio del siglo XVII, el 24 de enero de 1600, Sebald de Weert al mando de la
nave Geloof descubrió tres islas que bautizó como Sebaldinas en la
latitud 50° 40' S.. Estas islas forman parte del archipiélago malvinense. El
navegante no intentó el desembarco por carecer de botes. El Geloof
había sido parte de una armada de cinco buques al mando del almirante
Jacobo Mahu que había partido de Rotterdam en junio de 1598. Sólo esta nave
retornó a Holanda en julio del 1600. De este modo, las islas fueron
definitivamente fijadas en las cartas (13).
No terminaron allí los viajes y expediciones a la
región. Durante todo el período hasta 1764, las islas fueron visitadas por
marinos holandeses, franceses e ingleses. Pero nadie ocupó o utilizó las islas
de ningún modo hasta que los franceses lo hicieron en 1764, 172 años después del
alegado descubrimiento británico por John Davis (14). En enero de 1684, otro
corsario inglés, William Ambrose Cowley, al mando del Batchelor's Delight
señaló la presencia de unas islas a las que bautizó como Pepys. Fijó su posición
a la altura de los 47° de latitud S., y según su diario de viaje, ofrecían
grandes puertos naturales (15). Sin embargo, William Dampier, compañero de viaje
de Cowley, aseguró que en realidad se trataba de las islas Sebaldinas (16).
En octubre de 1689, la nave Welfare, bajo el mando
de John Strong partió de Inglaterra con destino al Pacífico vía los Mares del
Sud para incursionar contra los franceses. El 27 de enero de 1690, empujado por
los vientos alcanzó las Malvinas. Al día siguiente, desembarcó para
aprovisionarse de focas y pingüinos. Esta operación produjo el primer desembarco
de ingleses en las islas. Strong descubrió el estrecho que separa a las dos
islas principales y le dio el nombre de Falkland Sound (Estrecho de San Carlos),
que luego fue aplicado a todo el grupo de islas (17). Para Goebel este
desembarco no tuvo ninguna consecuencia legal dado que no hubo toma de posesión
formal de las islas u ocupación (18). Más impuertoante aún, Gustafson señala que
no habrá ocupación permanente en los próximos setenta y seis años pero que
quizás el desembarco hubiera dado títulos a Inglaterra si no hubiera habido
otras ocupaciones más impuertoantes (19). Cabe señalar que a principios del siglo, los franceses
enviaron sucesivas exploraciones a las Islas Malvinas. Reconocieron sus costas y
demostraron su impuertoancia como base para largas navegaciones. Como gran parte
de las expediciones partían de Saint-Maló, las islas fueron bautizadas por los
marinos de éstas como Malouines (20). Recién en 1764, con el establecimiento de
los franceses en Port Louis, comienza la colonización de las islas (21).
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Dada la remota ubicación de las Islas Malvinas y su
inhóspita geografía no es de extrañar que las mismas fueron el último gran
descubrimiento en Occidente en ser habitado.
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Arce, 13-45; Caillet-Bois, 17-23; Destefani, 37-50;
Goebel, 1-46; Groussac, 67-99 e; Hidalgo Nieto, 89-149. Esta lista indica los
más importantes. La nómina no incluye otros considerados como muy improbables
como, por ejemplo, Esteban Gómez, desertor de la expedición de Magallanes
(1520); Capitán Pedro de Vera (1526); y la nave San Pedro
de la expedición Alcazaba (1535) (Destefani,37).
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Goebel transcribe parte de la carta, 3.
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Groussac, 72-73.
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Hidalgo Nieto, 93-95; Destefani, 38-40.
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Goebel, 11
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Destefani, 40-41; Goebel, 11-12; Hidalgo Nieto, 95-98.
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Destefani, 42-45; Goebel, 17-28. De la nave se conservan
fragmentos de su diario de viaje.
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Goebel, 29-31.
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El relator del viaje, John Jane, escribió ocho años
después "...fuimos echados entre ciertas islas nunca antes descubiertas, y de
las que ningún relato conocido hace mención..." (citado por Hidalgo Nieto, 102).
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Caillet-Bois, 18; Destefani, 46-49; Goebel, 41-42;
Hidalgo Nieto, 103-104.
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Destefani, 49; Goebel, 35-41; Hidalgo Nieto, 104-107.
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Goebel, 44-45; Groussac, 91.
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Gustafson, 4 e Hidalgo Nieto, 112.
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Cowley asentó en su libro de viaje que había avistado
"un isla desconocida, deshabitada, sobre la cual crecen árboles y posee ríos de
agua dulce, como también tiene una gran puerto con capacidad para miles de
naves". La leyenda de esta hipotética isla Pepys, que en realidad era una de las
Sebaldes, persistió hasta fines del siglo XVIII y fue aceptada por navegantes
ingleses como Anson y Byron (Arce, 33; Groussac, 94-95).
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Caillet-Bois, 20-21; Goebel, 134. Se verá luego que los
ingleses persistieron en la creencia de la existencia de la isla Pepys hasta
1764.
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Caillet-Bois, 22; Goebel, 135-36; Hidalgo Nieto, 112.
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p. 137.
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Gustafson, 5.
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Cabe señalar que Malvinas, traducción de Malouines, fue
el último nombre con el que las islas fueron bautizadas, siendo Sebaldes y
Falkland, sucesivamente los primeros (Escudé, 242).
- Para una enumeración de las expediciones francesas ver Caillet-Bois, 24-36 y
Groussac, 101-111.
Esta información procede de
"Historia General de las Relaciones Exteriores de la Argentina" se
han vinculado solo los temas relacionados con Malvinas. Esta obra esta compuesta
de 14 tomos publicada por Iberoamérica y los Directores son Andrés Cisneros y
Carlos Escudé. El presente material podrá ser utilizado con fines estrictamente académicos
citando en forma explícita la obra y sus autores. Cualquier otro uso deberá
contar con la autorización por escrito de los autores.
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Historia de las Islas Malvinas
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